Central térmica
Una central térmica es una instalación empleada para la generación de energía eléctrica a partir de la energía liberada en
forma de calor, normalmente mediante la combustión de combustibles fósiles como petróleo, gas natural o carbón. Este calor es empleado por un ciclo
termodinámico convencional para mover un alternador y producir energía
eléctrica.
Algunas centrales termoeléctricas contribuyen
al efecto invernadero emitiendo dióxido de carbono. No es el caso
de las centrales de térmica que,
al no quemar ningún combustible, no lo hacen. También hay que considerar que la
masa de este gas emitida por unidad de energía producida no es la misma en
todos los casos: el carbón se compone de carbono e impurezas. Casi todo el
carbono que se quema se convierte en dióxido de carbono -también puede
convertirse en monóxido de carbono si la combustión es pobre en oxígeno-. En el
caso del gas natural, por cada átomo de carbono hay cuatro de hidrógeno que
también producen energía al convertirse en agua, por lo que contaminan menos
por cada unidad de energía que producen y la emisión de gases perjudiciales
procedentes de la combustión de impurezas -como los óxidos de azufre- es mucho
menor.
Cuando el calor se obtiene mediante la fisión
controlada de núcleos de uranio la central se llama central nuclear. Este tipo
de central no contribuye al efecto invernadero, pero tiene el problema de los
residuos radioactivos que han de ser guardados durante miles de años y la posibilidad de accidentes graves.
Introducción:
Prácticamente todas las
centrales eléctricas de carbón, nucleares, geotérmicas, de energía solar térmica o de combustión de biomasa, así como algunas centrales de gas
natural son centrales termoeléctricas. El calor residual de una turbina de gas
puede usarse para producir vapor y a su vez producir electricidad en lo que se
conoce como un ciclo combinado lo cual mejora la eficiencia. Las centrales
termoeléctricas no nucleares, particularmente las de combustibles fósiles se
conocen también como centrales térmicas o centrales termoeléctricas
convencionales.
Historia:
La primera central termoeléctrica fue construida por Sigmund
Schuckert en la ciudad de Ettal en Baviera y entró en funcionamiento en 1878. Las primeras centrales comerciales
fueron Pearl Street Station en Nueva York y la Edison
Electric Light Station, en Londres, que entraron en funcionamiento en 1882.
Estas primeras centrales utilizaban motores de vapor de pistones. El desarrollo
de la turbina
de vapor permitió
construir centrales más grandes y eficientes por lo que hacia 1905 la turbina
de vapor había reemplazado completamente a los motores de vapor de pistones en
las grandes centrales eléctricas.
Centrales térmicas de ciclo convencional:
Se llaman centrales
clásicas o de ciclo convencional a aquellas centrales térmicas que emplean la
combustión del carbón, petróleo (aceite) o natural para generar la energía
eléctrica. Son consideradas las centrales más económicas y rentables, por lo
que su utilización está muy extendida en el mundo económicamente avanzado y en
el mundo en vías de desarrollo, a pesar de que estén siendo criticadas debido a
su elevado impacto medioambiental.
A continuación se muestra el
diagrama de funcionamiento de una central térmica de carbón de ciclo
convencional:
El funcionamiento podría describirse del
siguiente modo:
- El combustible, almacenado en depósitos
situados en las inmediaciones de la central (carbón. gasoil o gas natural),
entra en la caldera para ser quemado. Durante su combustión se produce calor
que permite la evaporación del agua presente en las numerosas tuberías que se
encuentran alrededor de la caldera. El vapor de agua adquiere mucha presión,
por lo cual se utiliza para mover una turbina conectada al generador. Al girar
la turbina se produce la electricidad, que viaja del generador hasta los
transformadores, que elevan la tensión para transportar esta energía por la red
eléctrica hasta los centros de consumo.
Podemos resumir todo lo dicho con este
pequeño dibujo:
- Por otro lado está funcionando
el sistema de refrigeración que permite empezar de nuevo el ciclo, es decir,
condensa el vapor de agua para que pueda volver a ser utilizado. El agua es
condensada en una parte de la central que se mantiene a baja temperatura
gracias a un sistema cerrado de tuberías que lo refrigeran, el condensador. Las
tuberías contienen agua fría que reduce la temperatura del agua usada para
mover la turbina, permitiendo su condensación. Cuando el agua del sistema de
refrigeración se calienta, se dirige hacia las torres de refrigeración, donde
se vuelve a enfriar en contacto con aire frío. Y así se realiza continuamente
el mismo ciclo.
Partes:
Las principales partes de una central de
este tipo se podría decir que son:
- Quemador:
El quemador, que se encuentra en la caldera,
es el encargado de quemar el carbón, el gasoil o el gas natural, para evaporar
el agua de las tuberías que tapizan la caldera.
- Chimeneas:
Las altas chimeneas que se encuentran en la
caldera se encargan de expulsar a la atmósfera los gases producidos durante la
combustión.
Posen filtros que evitan que las cenizas
salgan directamente a la atmósfera. Además tienen una gran altura para evitar
contaminar las zonas de los alrededores a la central.
- Turbinas:
Las turbinas pueden considerarse como la parte
mas importante de la central ya que son las encargadas de mover el generador
para producir la electricidad.
Estas turbinas están diseñadas para soportar una
temperatura de unos 600º C y una presión de unos 350 bares.
Las turbinas están formadas por unas serie de
álabes de distintos tamaños que aprovechan la presión del vapor de agua para
hacer girar la turbina.
- Generador:
Es el encargado de producir la electricidad.
- Condensador:
Es el encargado de condensar el vapor que se
encarga de mover la turbina para que pueda volver a ser utilizado
- Torres de refrigeración:
Se encargan de mantener baja la temperatura del
condensador, garantizando el correcto funcionamiento de la central.
El agua que refrigera el condensador es enfriada
en las torres de enfriamiento al entrar en contacto con el aire frío que
circula a través de ellas.
Otras partes de la central, también importantes
para garantizar un buen funcionamiento, serían todas las tuberías y
bombas que transportan todo el agua a través de toda la central y los potentes
ventiladores que introducen aire en la caldera para facilitar la combustión.
En el siguiente dibujo podremos observar todas
las partes ya nombradas:
Centrales
térmicas de ciclo combinado:
En la actualidad se están construyendo
numerosas centrales termoeléctricas de las denominadas de ciclo combinado, que son un
tipo de central que utiliza gas natural, gasóleo o incluso carbón preparado como combustible para alimentar una turbina de gas. Luego los
gases de escape de la turbina de gas todavía tienen una elevada temperatura, se
utilizan para producir vapor que mueve una segunda turbina, esta vez de vapor.
Cada una de estas turbinas está acoplada a su correspondiente alternador para generar energía eléctrica.
Normalmente durante el proceso de partida de
estas centrales solo funciona la turbina de gas; a este modo de operación se lo
llama ciclo abierto. Si bien la mayoría de las centrales de este
tipo pueden intercambiar el combustible (entre gas y diesel) incluso en
funcionamiento.
Como la diferencia de temperatura
que se produce entre la combustión y los gases de escape es más alta
que en el caso de una turbina de gas o una de vapor, se consiguen rendimientos
muy superiores, del orden del 55%.
Este tipo de centrales generaron el 32% de
las necesidades españolas de energía eléctrica en 2008.
GICC
En los últimos tiempos se
viene desarrollando una nueva tecnología, la Gasificación integrada en ciclo combinado (GICC), que mediante un sistema de gasificación del carbón,
reduce ostensiblemente las emisiones contaminantes a la atmósfera
Impacto
ambiental:
La emisión de residuos a la atmósfera y los propios procesos de combustión que se producen en las centrales térmicas
tienen una incidencia importante sobre el medio
ambiente. Para tratar de paliar, en la medida de lo posible, los
daños que estas plantas provocan en el entorno natural, se incorporan a las
instalaciones diversos elementos y sistemas.
El problema de la contaminación es máximo en el caso de las centrales
termoeléctricas convencionales que utilizan como combustible carbón. Además, la
combustión del carbón tiene como consecuencia la emisión de partículas y ácidos
de azufre que contaminan en gran medida la atmósfera. En las de fueloil los niveles de emisión de
estos contaminantes son menores, aunque ha de tenerse en cuenta la emisión de óxidos de azufre y hollines ácidos,
prácticamente nulos en las plantas de gas.
En todo caso, en mayor o menor medida todas
ellas emiten a la atmósfera dióxido
de carbono, CO2. Según el combustible, y suponiendo un
rendimiento del 40% sobre la energía primaria consumida, una central emite aproximadamente:
Combustible
|
Emisión de CO2
kg/kW |
||
Gas natural
|
0,44
|
||
Fuelóleo
|
0,71
|
||
Biomasa (leña, madera)
|
0,82
|
||
Carbón
|
1,45
|
Las centrales de gas natural
pueden funcionar con el llamado ciclo combinado, que permite rendimientos mayores (de hasta un poco más del
50%), lo que todavía haría las centrales que
funcionan con este combustible menos contaminantes.
Ventajas
e inconvenientes:
Ventajas
Son las centrales más baratas de
construir (teniendo en cuenta el precio por mega vatio instalado), especialmente las de carbón,
debido a la simplicidad (comparativamente hablando) de construcción y la
energía generada de forma masiva.
Las centrales de ciclo combinado de gas
natural son mucho más baratas (alcanzan el 50%) que una termoeléctrica
convencional, aumentando la energía térmica generada (y por tanto, las
ganancias) con la misma cantidad de combustible, y rebajando las emisiones
citadas más arriba en un 20%, quedando así en 0,35 kg
de CO2, por kWh producido.
Inconvenientes
El uso de combustibles calientes genera
emisiones de gases de efecto
invernadero y de lluvia ácida a la atmósfera, junto a partículas volantes
que pueden contener metales pesados.
Al ser humano, los combustibles fósiles es
una fuente de energía
finita,
su uso está limitado a la duración de las reservas y/o su rentabilidad
económica.
Sus emisiones térmicas y de vapor pueden
alterar el micro clima local.
Afectan negativamente a los ecosistemas
fluviales debido a los vertidos de agua caliente en éstos.
Su rendimiento (en muchos
casos) es nulo (comparado con el rendimiento ideal), a pesar de haberse
realizado grandes mejoras en la eficiencia.
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